Claro, las consecuencias después son desastrosas, maestras y maestros agobiados, sin ningún interés, quemados y hartos de los niños los cuales, lo único que quieren es aprender, divertirse, conocer, investigar, formarse, y para ello necesitan hablar, gritar, reír, comunicarse , etc. de diferentes maneras.
Todo esto si la persona encargada de educar a estos niños y niñas no es consciente de que es así y está dispuesto o dispuesta a llevar a cabo esta tarea tan gratificante, pero a veces agotadora, de enseñar a ser personas pero comprendiendo todos los “peros”, estamos perdidos y desde luego que alguien sin vocación no es válido.
Hagamos de esta profesión un trabajo digno, continuemos en esta carrera sabiendo los pros y los contras, pero continuemos con ilusión y vocación sino, mejor será que recojamos nuestra mochila y dejemos paso a otras personas que quieran adquirir esta gran responsabilidad de tener en sus manos a la futura sociedad.
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